LA
AMENAZA ALEMANA SOBRE INGLATERRA
Durante el siglo
XVIII Inglaterra se había convertido en la potencia mundial, pues a mediados
del siglo se habían conjugado en Gran Bretaña una serie de condiciones que dieron lugar al proceso de Revolución
industrial. Algunas de ellas se verificaban
en otras sociedades europeas, como por
ejemplo Holanda y Francia, pero en el caso inglés condiciones se articularon de un modo
particular.
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diferencia de la mayor parte de las economías
europeas, donde todavía existía el trueque, el uso de la moneda estaba
ampliamente difundido, incluso entre los sectores más bajos de la población
facilitando el comercio.
La población había crecido significativamente en la primera
mitad del siglo como consecuencia de la aplicación de mejoras técnicas en la
agricultura. Su capacidad de compra, su movilidad
social y su nivel de vida eran
superiores al resto de los países del continente lo que favoreció la expansión
de la demanda de manufacturas. Las ciudades inglesas con sus puertos marítimos,
eran activos núcleos comerciales e industriales en constante crecimiento. Además,
gracias al control de las rutas marítimas, Inglaterra accedía a los mercados
coloniales que les aportaban y proveían de materias primas, y a la vez, eran
los mismos a los que les vendían sus
productos terminados.
El
hierro y el carbón, fundamentales para el desarrollo del proceso de
industrialización y transporte de mercaderías, eran abundantes y la flota de
barcos ingleses era la mayor del mundo.
En
síntesis, hacia fines del siglo XVIII, la hegemonía[1]
inglesa era incuestionable. El sistema colonial inglés, gracias a su dominio de
los mares, pudo obtener fácilmente materias primas baratas y mercados para colocar sus productos
manufacturados. Sin embargo, esto no le resulto suficiente a Gran Bretaña. El interés por conseguir
nuevos mercados para colocar los
productos impulsó una agresiva política británica de expansión sobre las áreas
coloniales de otros imperios en decadencia – fundamentalmente, España y
Portugal, - que sometidos a un régimen
monopólico[2]
comenzaron a practicar contrabando[3].
Paralelamente, Alemania comenzó a tener grandes cambios
desde fines del siglo XIX que culminaron
con la creación del Imperio Alemán el 18 de enero de 1871[4]. Es de notar que, antes de la
formación de un Estado
nacional unificado,
el actual territorio de Alemania se encontraba dividido en más de 38 Estados entre los que se
destacaron, por su importancia económica y política, Austria y Prusia.
Asimismo el proceso de
unificación política fue acompañado de un proceso de reorganización económica a
partir de la sanción de la Constitución imperial de 1871, reemplazándose a la Zollverein[5]
al conceder a la nación los aranceles entre los miembros
de la Confederación
Germánica, a
excepción de Austria.
Ambos procesos llevaron a que
Alemania poco a poco se consolidara más hasta transformarse en el mayor rival
de Inglaterra y en su amenaza más tangible. Fue precisamente el tema de la
flota marina alemana, la práctica del dumping[6]
y la búsqueda de la formación de un imperio colonial alemán los dos factores
que exacerbaron al Estado inglés.
Tras el alejamiento de Otto Von
Bismarck de la política y pese a sus recomendaciones de no irritar a Inglaterra,
Guillermo II, desde 1890, comenzó una carrera naval de armamentos que recién
concluiría una vez finalizada la primera guerra mundial. La ley de defensa
naval constituyo el primer cambio: puntualmente planteaba la necesidad de
reformar la escuadra naval en solo 7 años a partir de la inversión de
20.500.000 de libras esterlinas. La norma de las dos potencias (por la cual se
establecía que la flota alemana debería ser igual a la suma de las dos marinas
europeas más fuertes) y la teoría del riesgo (por la cual se especifica que una
escuadra inferior tendría peso diplomático si amenazaba a las flotas
principales) fueron los dos principios que orientaron la política exterior
germana. Sumándose la ley Von Tirpitz
del año 1900 según la cual la flota alemana debería estar a la altura de su
objetivo más difícil: Inglaterra.
Algunos autores como Mártin y De
Salis han llegado a señalar que el principal error en el que cayó Alemania fue
el doble esfuerzo de consolidarse tanto en tierra como en los mares
disminuyendo sus recursos financieros.
[1]
Supremacía dentro de un sistema o de un Estado que establece sobre el otro
una relación de dominación.
[2]
Monopolio (del griego
monos 'uno' y polein 'vender') es una situación de privilegio
en el cual existe un productor oferente que posee un gran poder de mercado porque es el único en una industria dada
que posee un producto, bien,
recurso o servicio determinado y diferenciado.
[3]
Contrabando es la entrada, la salida y venta clandestina de mercancías
prohibidas o sometidas a derechos en los que se defrauda a las autoridades
locales. También se puede entender como la compra o venta de mercancías
evadiendo los aranceles, es decir evadiendo los impuestos.
[4]
Tras la victoria de Prusia en tres guerras consecutivas. Con las mismas, pudo
reunir entorno a sí a los diferentes Estados alemanes y además consolidarse
como un poder unificado e independiente de sus vecinos (guerra de los ducados
de 1864. guerra Austro Prusiana de 1868 y finalmente guerra franco prusiana de
1871).
[5]
Unión aduanera de los Estados Unidos Alemania creada en 1834 por medio de la
cual se suprimieron los aranceles entre los miembros, a excepción de Austria.
[6]
Practica que consistía en vender al extranjero incluso con perdidas si era
necesario para derrocar la competencia.
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