miércoles, 20 de marzo de 2013


LA AMENAZA ALEMANA SOBRE INGLATERRA
Durante el siglo XVIII Inglaterra se había convertido en la potencia mundial, pues a mediados del siglo se habían conjugado en Gran Bretaña una serie de  condiciones que dieron lugar al proceso de Revolución industrial.  Algunas de ellas se verificaban en otras sociedades  europeas, como por ejemplo Holanda y Francia, pero en el caso inglés  condiciones se articularon de un modo particular.


A
 diferencia de la mayor parte de las economías europeas, donde todavía existía el trueque, el uso de la moneda estaba ampliamente difundido, incluso entre los sectores más bajos de la población facilitando el comercio.
 La población había  crecido significativamente en la primera mitad del siglo como consecuencia de la aplicación de mejoras técnicas en la agricultura.  Su capacidad de compra, su movilidad  social y su nivel de vida eran superiores al resto de los países del continente lo que favoreció la expansión de la demanda de manufacturas. Las ciudades inglesas con sus puertos marítimos, eran activos núcleos comerciales e industriales en constante crecimiento. Además, gracias al control de las rutas marítimas, Inglaterra accedía a los mercados coloniales que les aportaban y proveían de materias primas, y a la vez, eran los mismos a los que les vendían sus  productos terminados.
El hierro y el carbón, fundamentales para el desarrollo del proceso de industrialización y transporte de mercaderías, eran abundantes y la flota de barcos ingleses era la mayor del mundo.
En síntesis, hacia fines del siglo XVIII, la hegemonía[1] inglesa era incuestionable. El sistema colonial inglés, gracias a su dominio de los mares, pudo obtener fácilmente materias primas  baratas y mercados para colocar sus productos manufacturados. Sin embargo, esto no le resulto suficiente  a Gran Bretaña. El interés por conseguir nuevos mercados  para colocar los productos impulsó una agresiva política británica de expansión sobre las áreas coloniales de otros imperios en decadencia – fundamentalmente, España y Portugal,  - que sometidos a un régimen monopólico[2] comenzaron a practicar  contrabando[3].
Paralelamente,  Alemania comenzó a tener grandes cambios desde fines del siglo XIX que  culminaron con la creación del Imperio Alemán el 18 de enero de 1871[4]. Es de notar que, antes de la formación de un Estado nacional unificado, el actual territorio de Alemania se encontraba dividido en  más de 38 Estados entre los que se destacaron, por su importancia económica y política, Austria y Prusia.
Asimismo el proceso de unificación política fue acompañado de un proceso de reorganización económica a partir de la sanción de la Constitución imperial de 1871, reemplazándose a la Zollverein[5] al conceder a la nación los aranceles entre los miembros de la Confederación Germánica, a excepción de Austria.
Ambos procesos llevaron a que Alemania poco a poco se consolidara más hasta transformarse en el mayor rival de Inglaterra y en su amenaza más tangible. Fue precisamente el tema de la flota marina alemana, la práctica del dumping[6] y la búsqueda de la formación de un imperio colonial alemán los dos factores que exacerbaron al Estado inglés.
Tras el alejamiento de Otto Von Bismarck de la política y pese a sus recomendaciones de no irritar a Inglaterra, Guillermo II, desde 1890, comenzó una carrera naval de armamentos que recién concluiría una vez finalizada la primera guerra mundial. La ley de defensa naval constituyo el primer cambio: puntualmente planteaba la necesidad de reformar la escuadra naval en solo 7 años a partir de la inversión de 20.500.000 de libras esterlinas. La norma de las dos potencias (por la cual se establecía que la flota alemana debería ser igual a la suma de las dos marinas europeas más fuertes) y la teoría del riesgo (por la cual se especifica que una escuadra inferior tendría peso diplomático si amenazaba a las flotas principales) fueron los dos principios que orientaron la política exterior germana.  Sumándose la ley Von Tirpitz del año 1900 según la cual la flota alemana debería estar a la altura de su objetivo más difícil: Inglaterra.
Algunos autores como Mártin y De Salis han llegado a señalar que el principal error en el que cayó Alemania fue el doble esfuerzo de consolidarse tanto en tierra como en los mares disminuyendo sus recursos financieros.




[1] Supremacía dentro de un sistema o de un Estado que establece sobre el otro una relación de dominación.
[2] Monopolio (del griego monos 'uno' y polein 'vender') es una situación de privilegio en el cual existe un productor oferente que posee un gran poder de mercado porque es el único en una industria dada que posee un producto, bien, recurso o servicio determinado y diferenciado.
[3] Contrabando es la entrada, la salida y venta clandestina de mercancías prohibidas o sometidas a derechos en los que se defrauda a las autoridades locales. También se puede entender como la compra o venta de mercancías evadiendo los aranceles, es decir evadiendo los impuestos.
[4] Tras la victoria de Prusia en tres guerras consecutivas. Con las mismas, pudo reunir entorno a sí a los diferentes Estados alemanes y además consolidarse como un poder unificado e independiente de sus vecinos (guerra de los ducados de 1864. guerra Austro Prusiana de 1868 y finalmente guerra franco prusiana de 1871).
[5] Unión aduanera de los Estados Unidos Alemania creada en 1834 por medio de la cual se suprimieron los aranceles entre los miembros, a excepción de Austria.
[6] Practica que consistía en vender al extranjero incluso con perdidas si era necesario para derrocar la competencia.

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